LOS DATOS DUROS
Según el reporte del
Instituto Kinsley, entre los encuestados en Estados Unidos en 1999, 37% por
ciento de los hombres casados y 29% de las mujeres casadas admitieron haber mantenido
al menos una relación adúltera. El mismo reporte -ocultado por la mass media-
indica que el adulterio es inexistente dentro de la población
que manifestó llevar un matrimonio al estilo swinger. Es
decir ¡cero por ciento!
Las estadísticas acerca del tamaño de la población swinger varían de
forma notable. Una investigación conducida por NASCA (una organización muy
reconocida de sociólogos, 1993) arrojó como resultado que 15% de las parejas americanas han incorporado, en
algún momento, el swinging a su matrimonio. Los estudios no relacionados con
NASCA han dado resultados más conservadores aunque no por ello dejan de
ser significativos. Hunt (1975) y Weiss (1983) estimaron que entre el 2 y el 4
por ciento de la cantidad total de parejas casadas han incursionado en el
swinging al menos en forma ocasional. Bartell (1971) encontró que el número era
del 1% y Cole y Spaniard (1974), basándose en una encuesta en una pequeña
comunidad universitaria, encontró que el 1.7% había experimentado el swinging
al menos por una ocasión.
Todo parece indicar que
las variaciones en números corresponden a una curva ascendente, debido a la
popularidad del movimiento swinger en épocas recientes.
Muchos de los estudios realizados a la fecha fueron hechos, salvo el de
NASCA, en pequeños grupos en comunidades cerradas (Jenks, 1998). Y para hacer
todo más complicado, es sabido que es extremadamente difícil obtener datos
verídicos relacionados con la conducta sexual de las personas, debido a la
misma naturaleza íntima y personal que el sexo tiene para el normal de las
personas. (Smith, 1992; Bradburn y Seidman, 1979; Catanice, McDermott y
Pollack, 1986)
En un estudio sobre datos en permisividad sexual de GSS realizado por
Smith (1992), se detectó una estrecha relación entre valores religiosos y las
actitudes hacia las aventuras extramatrimoniales, lo cual no es de asombrar. La
inmoralidad y el pecado fueron los factores más cómunmente citados.
Curiosamente, los adultos divorciados o separados resultaron ser más
permisivos que los que permanecían casados o habían enviudado. Las mujeres
contestaron que aprobaban menos las relaciones premaritales y extramatrimoniales,
pero se encontró que el tener un adolescente en casa traía la reducción de la
permisividad sexual. Y no sorpresivamente, la identificación política más
liberal resultó estar más asociada con una mayor permisividad.
Pero todas las investigaciones disponibles acerca de la población swinger
se contradicen con los aparentes resultados de los datos recogidos por el
estudio de GSS en la población en general, así como no encajaban en los puntos
de vista expresados acerca de matrimonio y sexo.
Los datos de abajo explican por qué, cuando son consultados, muchos
expresan puntos de vista predominantemente conservadores o moderados al ser
entrevistados por los encuestadores, aunque el aumento en el número de afiliación a sitios swingers en la
web así como la proliferación de clubes y grupos swingers en salones de chat es
ya un hecho inocultable.
Los estudios encontraron
que muchos swingers tienen ideas políticas conservadoras identificadas por
ejemplo con el Partido Republicano de los Estados Unidos (Bartell, 1970; Jenks,
1986; Friendship Express, 1994; las entrevistas personales de McGinley, 1998;
Williams, 1998). La mayoría cae entre las clases superiores y medias altas y
suelen ser profesionistas o tener puestos de dirección en empresas (Friendship Express, 1994; McGinley, 1998,
Williams, 1998; Jenks 1984; Levitt, 1988, Murstein, 1978;, Weiss, 1983). El 90% de los swingers
americanos son blancos (Bartell, 1970; Jenks, 1985; Williams, 1998) La edad promedio es media 25-50
años. Jenks (1985) encontró que la edad media de los swingers es de 39
years, y Levitt (1986) encontró que es de 40.7 años. En encuestas realizadas en
clubes swingers locales en los Estados Unidos, Williams (1998) encontró que casi todas las
parejas eran de edad mediana y tenían hijos adolescentes y preparatoria o
entrando a la Universidad. El Dr. Robert McGinley (1998), reportó que las parejas en su temprana
madurez comienzan a adoptar el swinging como un estilo de vida, más que como
una práctica ocasional.
LAS IDEAS RELIGIOSAS Y EL SWINGING
Pero la mayor contradicción se da en el área de las ideas religiosas:
Varios estudios arrojaron
que entre los swingers NO existen grandes preferencias religiosas (Jenks, 1985; Murstein, 1978), aunque la
información recientemte recolectada en los clubes swingers privados americanos,
reconocieron asistir eventualmente a servicios religosos en el 47% de los
casos.(Friendship Express, 1994; Miller, 1994).
Varios estudios han
demostrado que el swinging es introducido al matrimonio primariamente por el
varón (Hensel, 1973; Varni, 1974; citado por Jenks, 1998) aunque quien tomas las decisiones finales acerca de con quien swingear
o no, es la mujer.
Antecedentes Históricos
Muchos creen equivocadamente que el movimiento swinger se inició en los
Estados Unidos; en
realidad, las conductas que caracterizan a este movimiento libertario, son tan
antiguas como la Humanidad. Pero en su fase más moderna, comenzó en la Inglaterra victoriana, ya
que justamente mientras mayor es la represión, también mayor es el ansia de
libertad del ser humano.
Ya comenzado el siglo XX,
los matrimonios residentes en las bases americanas comenzaron a romper la
monotonía de su encierro obligado con la práctica del
"wife-swapping", el intercambio de esposas (y lógicamente de esposos
también) que para
muchos norteamericanos define el estilo de vida swinger, aunque a decir verdad,
este describe las conductas de amplio criterio en lo sexual lo que incluye el
voyerismo, los tríos HMH y MHM, así como bisexualidad y soft-swinging donde no
se llega al intercambio total.